Los procedimientos de la corte, parte 10 de 12

Durante la negociación de cargos a los fiscales no necesariamente les interesa ser convencidos. Su trabajo es el de “buscar justicia”, cerrar casos, y si estos tienen que ir a juicio llevar un caso que puedan probar más allá de cualquier duda razonable.

La mayoría de las veces las negociaciones entre el abogado y el fiscal durante la negociación de cargos se trata de cual evidencia puede o no puede ser presentada en la corte.

Los poquísimos casos que no se resuelven con negociación se resuelven en un juicio con jurado o en un juicio con un juez.

Casi todas las personas que desconocen el sistema piensan que un gran abogado es como los que vemos en la televisión, como Better Call Saul.
Claro que si un caso no se puede resolver con negociación, el cliente debe tener un abogado hábil, experto y con capacidad para ir a juicio.

Desafortunadamente el peor momento para darnos cuenta si un abogado está bien equipado y preparado para ir a juicio, es precisamente cuando el caso se va a juicio. Es demasiado tarde.

Lo que a la mayoría de los clientes se les escapa de los juicios con jurado (casinos) es que cuando llegas a ese punto en un caso, uno de los dos lados ya calculó mal. Y las probabilidades, ya que muchas veces el fiscal escoge el caso que va a llevar a juicio, son que el fiscal va a ganar. Porque si al fiscal le dan a escoger el caso, obviamente va a escoger uno que piensa que tiene todas las pruebas para ganarlo.

Es en este punto donde la reputación y habilidades de un abogado entran en juego. ¿Si el fiscal pudiera escoger el caso que va a tratar, escogería un caso fácil de probar o uno difícil? ¿Si el caso es difícil de probar, preferirá el fiscal pelear contra un abogado hábil y preparado? ¿O a un abogado que el fiscal sabe por su reputación que o no tomará el caso o no lo puede hacer? La respuesta es obvia; ofrecer una buena negociación de cargos al abogado más preparado con un caso difícil de probar. Y si van a juicio, el abogado es un oponente más débil.

Los clientes NUNCA deben tratar de evaluar si su caso es difícil de probar. Lo que los clientes piensan que hace su caso difícil de probar o fácil de ganar nunca tiene nada que ver con cuales pruebas son admisibles. Por ejemplo, la defensa de promiscuidad en un caso de violación.

El cliente debe poner toda su atención en el abogado que va a contratar y si debe seguir adelante con un juicio con jurado o con juez.

Nuevamente, la decisión más importante es la primera decisión sobre el abogado que se va a contratar. La habilidad de un abogado para impresionar al cliente no dice nada sobre su habilidad para negociar o tratar un caso con jurado o con juez. Sin embargo, la entrevista debe poder darte una buena idea sobre su experiencia, preparación, actitud y seguridad.

Las habilidades de negociación se enseñan y aprenden y se sazonan con experiencia. Pero tomando en cuenta la capacitación básica que reciben en la Escuela de Derecho, los abogados son terribles negociadores. No porque sean malos abogados, sino porque los capacitaron en defensa, investigación y razonamiento legal. Eso no es negociación. Es muy común que clientes civiles contraten abogados para negociar sin jamás investigar su reputación y capacitación en negociaciones. Es lo mismo con abogados en el sistema de justicia penal o criminal.

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